El impacto de fenómenos naturales como huracanes, sequías y terremotos, recae injustamente en las personas que viven en situación de vulnerabilidad. Un desastre pone en riesgo la vida y la dignidad de las personas, además de que aumenta la pobreza y limita las oportunidades económicas, sociales, políticas y ambientales hacia el futuro.
En caso de desastre, priorizamos acciones de influencia para que las personas afectadas reciban protección y ayuda humanitaria según principios y estándares internacionales. En particular, trabajamos para que las personas más vulnerables tengan acceso a agua para consumo, saneamiento e higiene, así como a alimentos y medios de vida que les permitan mantenerse sanas, hacer frente al desastre y recuperarse.
Trabajamos con instituciones y organizaciones de la sociedad civil locales y nacionales para asegurar que se respetan los derechos de mujeres, hombres, niñas y niños, y para que la respuesta humanitaria corrija y no genere nuevos riesgos de desastre.